domingo, 22 de junio de 2008

Voy a poneros en situacion:

Mi vida es un caos. Puntualizo, a partir de mañana mi vida será un caos. Tengo veintipocos, vivo con mis padres, no tengo novio y mañana me quedo sin trabajo. Hace seis meses mi vida era completamente diferente: vivía en Capital City con mi novio, tenía trabajo y una sonrisa enorme y perpetua. Lo único que queda de aquello es mi sonrisa, que no sé cómo, pero consigo mantenerla cada día.
Qué pasó? Buena pregunta, porque no tengo ni idea. Supongo que siempre supe que todo aquello era temporal: la ciudad, el trabajo y la pareja. Lo cierto es que el trabajo no era ningún chollo, pero es lo habitual en todos los trabajos, no? Y también es cierto que probablemente no estuviera enamorada de mi ex, pero éramos felices y las cosas nos iban muy bien. La cosa es que tuve que elegir si seguir viviendo algo que era mentira a medias o volverme a mi ciudad a hacer un curso genial para el que sólo seleccionaban a diez personas. Elegí lo segundo. Suponía que irme de Capital City iba a suponer que mi relación con GI Joe (se parecía bastante a un muñeco de esos, así que le llamaré así) terminaría, pero también sabía que teníamos fecha de caducidad aunque no me fuera. Si me hubiera quedado hubiéramos durado más, eso seguro, pero bueno… simplemente precipité lo que era inevitable. Me dejó él un par de meses después de que yo me fuera y, aunque dolió un poco al principio, en seguida comprendí que ni siquiera estaba enamorada. C’est la vie!

1 comentario:

Ángel Caído dijo...

En uno de mis blogs anteriores contaba una historia parecida, pero bueno, todas las vivencias son diferentes, así como los puntos de vista. Creo que ser coherente con uno mismo es mucho más importante que ser coherente con los demás.