domingo, 22 de junio de 2008

Se me termina...

Mañana va a ser mi último día de trabajo. Soy trabajadora social y trabajo con yonkis, alcoholicos, pirados en general y sin hogar en concreto. Así dicho parece que me lo tomo a broma, pero cuando trabajas con este tipo de colectivos, o aprendes a bromear sobre ello o llegas a casa con una depresión descomunal.
Se supone (y sólo se supone) que estoy haciendo prácticas, pero en realidad trabajo como una más, sólo que sin cobrar. Bueno, tengo una especie de beca que cobro solamente cuando el ayuntamiento de mi adorado pueblo tiene un buen día. A estos días de cobro tan apreciados por su escasez les llamo ‘jueves mágicos’.
El caso es que el otro día me llamó el jefe a su despacho y después de despotricar contra un par de miembros del equipo durante un rato (qué mal rollo), me dijo que me quería contratar. Pensé: ‘oh, sí, nena!’. Pero resultó que la cosa no era así del todo. Me dijo que quería contratarme, pero que primero tenía que despedir a una de las personas con las que no estaba contento, así que la cosa no iba a ser tan fácil. Yo miraba a The Boss que no paraba de hablar y hablar. Que si todo el mundo había dicho que me contratara, que he sido la mejor que ha pasado por allí en mucho tiempo, que si sustituciones de verano, que si colocarme en otro servicio, que si en octubre que entraba la nueva coordinadora… La traducción de idioma jefe-castellano sería esta: Trabajas bien y mientras has estado aquí gratis me has encantado, pero gastarme un sueldo en ti, va a ser que no.
Salí con mi ego flotando sobre mi como un globo de helio hinchado por tanto halago, pero sin contrato, sin un duro y sin saber qué voy a hacer para ganarme la vida.

1 comentario:

Ángel Caído dijo...

Y por esa etapa pasamos muchos. No te agobies. Disfruta esta época. Quizás ahora no tengas responsabilidades, y por eso puedas viajar, currar en cualquiercosa...qué sé yo.
Es duro hacerse mayor.