viernes, 21 de agosto de 2015

BabyWacken y el parto más maravilloso del mundo

BabyWacken llegó a finales de abril en un parto muy fácil, muy divertido y muy emocionante. La única pega fue que VanHallen llegó en el último momento (cosas de quedarse sin batería en el móvil y ser un poco desastrito...). Pero llegó, que es lo importante. En realidad, visto en perspectiva, que VanHallen estuviera ilocalizable fue clave para que el parto fuera tan bueno: pasé toda la dilatación en casa porque era de madrugada y no quería llamar a nadie a esas horas (total, se supone que las primerizas tardamos tantísimo en dilatar, que pensé que podía esperar a la mañana siguiente). Así, llamé a mis padres cuando vi que ya BabyWacken estaba a puntito y llegué al hospital dilatada de 9 centímetros.
En menos de dos horas, BabyWacken nacía en un parto natural sin epidural, sin episiotomía, sin puntos, sin desgarros. Lo más difícil del parto fue convencer al personal sanitario de que yo no me iba a subir ni de coña a la cama y que me dejaran parir de pie en el suelo, que era como yo estaba agusto. Lo demás, estuvo facilote. Fue alucinante. Súper alucinante. Cuando acabó, yo decía "repito mañana mismo si queréis!". Y la recuperación... Pues simplemente no hubo recuperación, fue todo tan bueno que me encontraba genial. Lo único malo es que tenía un hambre voraz y en el hospital te dan de comer como si estuvieras enfermita. Qué hambre pasé. Y qué de comida me trajeron de contrabando. Hasta las enfermeras me traían cola caos y galletas de estranjis.

Y pensar que me daba terror el parto y que ahora se ha convertido en la experiencia más fuerte y emocionante de mi vida!

Desde ese día, tenemos en nuestras vidas a una peque preciosa y majísima que nos tiene enamoradxs. Nuestras vidas han cambiado del todo y estamos encantadxs con ese cambio.

Y dicho esto, voy a por un trapo para secar toda la baba que se me ha ido cayendo mientras escribía...