domingo, 13 de mayo de 2012

Perdona, me hablas a mí?


Hay veces que me pongo vestidos o faldas. A veces son por la rodilla, a veces son más cortas y a veces son muy cortas. Porque me gustan. Y algunas veces de esas veces, por la calle hay gente que me habla. Hombres que me hablan. Y yo no les he hablado. Y se dirigen a mí sin ningún sentido. A veces, para decir cosas tan absurdas como 'vaya, vaya!', 'cómo estamos!', 'ole!', 'aupa athletic!' y otras memeces por el estilo. A veces, para dar opiniones que no se les han pedido: 'hay que ir más a la playa!'. A veces, falsos intentos por entablar conversación: 'hola, guapa'. Y digo falsos, porque si les contestas, en realidad, no querían entablar conversación. Simplemente te han dirigido una frase vacía. A veces pienso que incluso lo han dicho para cumplir, como si tuvieran la obligación de decir algo por el simple hecho de ser hombre y estar viendo a una mujer con las piernas al aire.

Y yo no quiero que esas personas me hablen, porque ni yo les he hablado, ni realmente ellos quieren hablar conmigo. Yo no me visto para que nadie me mire, ni me hable, ni opine sobre si necesito estar más morena (Perdone, caballero, pero yo no tomo el sol, no me parece saludable. Discúlpeme por estar demasiado blanca, por lo visto.).

Pues esto, señoras y señores, son micromachismos. 

Qué son los micromachismos? Son prácticas cotidianas, imperceptibles en algunos casos, muchas veces inconscientes, que violentan, degradan y minan la autonomía, la dignidad y el equilibrio psíquico de las mujeres. Todo esto no lo digo yo, todo esto es un término acuñado por Luis Bonino para explicar esos pequeños ataques que sufren las mujeres, ataques que, cuando sientan mal a la mujer, normalmente, ellas, nosotras, lo achacamos a un problema propio. 'Mira que soy rara, que esto va y me sienta mal...' 

Y los piropos u otras frases o palabras que los hombres dirigen a las mujeres en la calle, son un tipo de micromachismo que a veces, ni identificamos. Porque esos hombres se toman más confianza de la que debieran con mujeres que no conocen. Porque dependiendo dónde y en qué contexto, una mujer se puede sentir muy mal en esa situación. Porque, simplemente, a un hombre no le pasa eso y a una mujer sí.

June Fernandez escribió hace tiempo en su blog un gran artículo titulado 'Paranoicas', porque, cuando dices estas cosas, te acusan de paranoica, de borde y de feminazi. Pues yo no me considero ni paranoica, ni avinagrada, ni feminazi.

Me molestan los piropos por la calle, porque yo, como persona, merezco el mismo respeto que el resto de personas, hombres o mujeres. 

No son los piropos lo que me molestan, me encanta que mi pareja me diga lo guapísima que estoy o que mis amigxs me digan lo bien que me queda esta camiseta nueva. Pero es gente que me conoce, que me quiere, que me aprecia. Repito: QUE ME CONOCE. A un hombre, su novia le dirá algo, su abuela también, incluso puede que sus amigxs, pero nunca, nunca, lleve lo que lleve puesto, una persona desconocida le va a decir nada por la calle. Pero a una mujer, parece que cualquier persona tiene permiso para alabarla o criticarla.

Y me ofendo, y me planteo si no debería de empezar a pensar un poquito más en qué me voy a poner y si eso que me voy a poner no va a provocar que yo me acabe sintiendo incómoda y avergonzada al tercer comentario que oiga en la calle. Y entonces vuelvo en mí y me digo que no, que me voy a poner lo que me dé la gana, que si quiero ir tapada de la cabeza a los pies, iré y que si quiero ir con una falda cortísima o con un escotazo, iré. Porque es mi cuerpo y es mi ropa y me pongo lo que me da la gana. Y por el hecho de que sigamos viviendo en una sociedad que respalda al machismo, no voy a dejar que ese machismo manipule mis decisiones, ni siquiera una decisión tan trivial como 'qué me pongo hoy?'.

jueves, 10 de mayo de 2012

Bury me softly in this womb

VanHallen: Igual tengo que planteármelo de otra forma, no sé, coger menos asignaturas, organizarme de otra forma... Porque lo estoy haciendo mal, me agobio mucho por nada.
Panpoxi: No, no puedo dejar que cojas menos asignaturas o que vayas más lento por mí. Y ya sabes que, cuando te agobias, yo estoy ahí contigo y todo va mejor.
VanHallen: Sí, tú estás cuando me agobio. El problema es que yo no estoy cuando te agobias tú.

Creo que lo ha entendido. No sé cuál va a ser la solución, si es que la hay, pero creo que lo ha entendido. Sólo han hecho falta seis o siete conversaciones interminables explicándoselo.


Pero creo que la peor parte de la conversación ha sido oírle decir 'esto se está desmoronando y yo no puedo estar ahí para evitarlo'.

jueves, 3 de mayo de 2012

Just don't know what to do with myself

Lo malo (o lo bueno) de escribir las cosas es que tomas conciencia de ellas. Hoy, cuando he abierto el blog, he tomado conciencia de que llevo así desde febrero. Las cosas no van bien. Hoy me han confirmado que mi jornada se verá reducida un 50% a partir del 1 de junio gracias a otro ERE más en la entidad para la que trabajo. No sé si me llegará el sueldo para todo: hipoteca, luz, agua, gas, comida, transporte... VanHallen está estudiando y se le agotó el paro hace tres meses. Cierto que ya no pasa casi tiempo en casa y que suele estar en casa de sus padres, pero, creedme, cuando está, gasta mucho: mucha comida, mucha agua, mucho todo. No sé si me acogeré a la reducción o si preferiré irme a la calle. Supongo que seguiré adelante con la media jornada... completando con paro. No sé. Lo cierto es que es lo que menos me preocupa. De hecho, hoy me he sorprendido cuando uno de mis amigos me ha dicho que lo sentía mucho y que qué putada y yo le he contestado 'En este momento, es lo que menos me preocupa de mi vida.' Y es que lo que más me preocupa sigue siendo este nudo que tengo dentro y que no acaba de deshacerse. El que lleva desde febrero. Una vez, hablando con una de mis compañeras de trabajo, psicóloga, me dijo que había veces que conocía hombres de los que pensaba 'Igual podría estar con esta persona tan bien como con mi pareja actual'. Yo, la verdad, es que pienso que no podría estar con otra persona tan bien como con VanHallen. Pero no entiendo por qué si pienso eso, sigo teniendo a alguien más en la cabeza. O igual no es en la cabeza, igual es en la tripa. Me estoy asustando. De hecho, estoy muy asustada. Le he dado mil vueltas, he hablado con VanHallen, pero no sé qué me pasa... Bueno, tengo una teoría, pero me queda la duda de si es cierta o si es la mentira que mi cabeza le cuenta a mi tripa para que deje de dar vueltas. Mi teoría es que me siento sola. Nuestra relación está yendo para atrás en cierto sentido: hemos pasado de vivir juntos a que, por su carrera, vuelva a pasar más tiempo en casa de sus padres que aquí. Por otro lado, SuEx sigue sin poder verme, por lo que no podemos salir juntos con sus amigos los fines de semana. Todo esto se reduce a que le veo un par de noches a la semana en las que el llega a la 1 o 2 de la mañana después de haber estado estudiando en casa de sus padres, y los viernes por la noche, en los que, si yo no estoy mediomuerta, aprovechamos y salimos a tomar algo juntos. Creo que me siento abandonada. Sé que no es su culpa, sé que si no pasa tiempo conmigo, no es porque no quiera, sino porque no puede y ni le culpo ni le echo nada en cara. Sólo que, aunque yo sepa todo eso, sigo sintiendome abandonada. Lo quiero a mi lado, quiero que vayamos avanzando, QUIERO QUE ESTÉ. Y no está. Y me doy cuenta de que los días que 'peor me he portado', por decirlo de alguna forma, son los días en los que me he sentido abandonada por él. Termina el primer curso en dos semanas y entiendo que todo se estabilizará entonces. Pero van a ser otros tres años así mínimo... Y yo no sé cómo lo voy a hacer. Y luego están mis daños colaterales... y es que, con todo esto, estoy hiriendo a más de una persona. Pero no sé manejarlo. No sé qué me pasa. No sé qué hacer. Y tengo miedo.