Mostrando entradas con la etiqueta Maldito Murphy. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Maldito Murphy. Mostrar todas las entradas

domingo, 2 de mayo de 2010

El verbo 'feliciar'

A la tía de VanHallen, en un concurso de la radio, le tocó una cena en un restaurante vegetariano y, como ella no podía ir, nos dijo que fueramos nosotros.

Teníamos que estar las 20:30 de la noche allí, y pensamos 'qué raro a esa hora', pero fuimos.

Así que llegamos al restaurante y vimos que había un montón de gente fuera, y pensamos 'qué raro toda esta gente', pero entramos.

Cuando entramos ya eran las 20:30 y el restaurante estaba a oscuras y pensamos 'qué raro que esté a oscuras', pero nos quedamos.

Estuvimos en la puerta 3 o 4 minutos sin que nadie viniera a atendernos. Al fondo estaban dos mujeres, un hombre y una perrita hablando entre ellos y pasando de nosotros. (La perrita no hablaba.) Y pensamos 'qué raro que no nos atiendan', pero no nos fuimos. Y por fin vino el hombre a preguntarnos:
Hombre: Habéis venido a la conferencia?
Panpoxi (con cara de estar alucinando pepinillos): ...no...
Hombre: Anda! Y entonces? A qué habéis venido? A ver! Contadnos, contadnos, que nos queremos enterar! A qué venís?? (os lo juro, soltó toda esa retahila sin sentido sin dejar que contestasemos)
VanHallen: Pues... veníamos a cenar... que nos había tocado una cena en la radio y...
Hombre: Ah! Claro, claro! Pero es una cena con conferencia, eh? Os quedáis, no? Porque hay gente que cuando se entera se va! Pero vosotros os quedáis, a que sí?
Panpoxi: Bueno... esto... de qué es la conferencia?
Hombre: De la felicidad! Ya veréis.
Panpoxi: O_o
VanHallen: O_o
Hombre: Pasad! Sentaos! Y si os sentís incómodos os vais, que no pasa nada! Además, mejor para mí, que así dos cenas menos que tengo que pagar!

Ai, ama...

Nos sentíamos incómodos. Nos queríamos ir. Pero somos los más tordos del mundo y nos daba corte irnos... Así que entramos.

Y había UNA (sólo una) mesa laaaaarga en la que nos ibamos a sentar TODOS. Y TODOS eran los que estaban fuera del restaurante, evidentemente.

Y VanHallen y yo nos sentamos en una de las esquinas de la mesa, muy quietos, muy quietos (por si su vista era sensible sólo al movimiento) (perdón por la frikada).

Qué noche más larga, madre... Una charla en la que un señor de lo más raruno nos decía que la felicidad era un sustantivo que había que convertir en verbo. El verbo 'feliciar': yo felicio, tu felicias... Y también dijo que en una escala de felicidad, el 0 sería estar muerto.

Creo que no estuve de acuerdo con nada de lo que oí allí. Y el señor hablaba y hablaba, y yo miraba por la ventana, que se veía el restaurante chino de enfrente y me arrepentía cada vez más de no habernos largado en el minuto 1 y estar en ese momento comiendome un Ku-bak y charlando tranquilamente con VanHallen.

Nos repartió unos libritos con 21 mandamientos para el camino a la felicidad. De eso ya ni os hablo, porque son terríbles.

Y ya al cabo de un buen rato, se calló. Y cenamos. Y todo el mundo se nos acercaba y nos decía: 'vosotros sois los de la radio?'. Supongo que se daban cuenta por la cara de alucinados que teníamos.

Y después de la cena... ronda de preguntas. Es que esto no se acaba nunca???

Desde las 20:30 hasta las 23:15, ni más ni menos, señoras y señores. TERRORÍFICO!!!!!!

Si es que... lo que no me pase...
Ya no me fiaré nunca de los premios de la radio.
Lo que me extraña es que me haya pasado con VanHallen, porque todos mis episodios surrealistas suelen ser con NúmeroUno...

martes, 13 de octubre de 2009

La vida del sustituto

Parece que el curro se me acaba. La chica a la que llevo sustituyendo medio año tiene pensado reincorporarse a finales de este año o principios del que viene, lo que significa que tengo, como mucho, dos meses más de curro.

Y se me plantean dudas. Porque me han ofrecido volver a trabajar en el albergue invernal, como el año pasado. Sería empezar a principios de diciembre y terminar en marzo o abril. El problema es que me jodería la navidad. Ya no me acuerdo cuándo fue la última navidad que no tuve que currar el 24 y el 25... Y pensaba que este año, al estar currando en oficina, iba a poder irme a pasar la navidad a Madrid, con mi tío, que lleva dos años pidiendome que vuelva otra vez allí a celebrarlo... y me hace mucha ilusión. Es mi tío preferido y, hace un par de años, cuando yo estaba trabajando en Madrid, mis aitas fueron allí a celebrarlo conmigo y fuimos todos a casa de mi tío. Él lleva algo así como 30 años viviendo allí y los mismos sin celebrar una navidad en familia. Le hizo mucha ilusión, y me lo repite cada vez que hablamos: 'Qué, Dibujito, ya sabes cómo tienes las Navidades? Este año vas a poder venir?'. Jo. Le quiero tanto y le veo tan poco... me hace muchísima ilusión que podamos ir todos a pasar las fiestas con él.

Pero si entro al albergue lo más probable es que me toque trabajar durante las fiestas y que no podamos ir... Pero si no entro, me puedo quedar sin el otro curro en cualquier momento y estar en paro es algo que me pone tan nerviosa... No sé estar quieta sin hacer nada...

Buffff... me vuelvo loca yo solita...

lunes, 13 de abril de 2009

Todo lo que pueda salir mal, saldra mal

El viernes a la mañana salimos hacia la Selva de Irati, en Navarra. Llegamos al camping y montamos la tienda de campaña lloviendo. Pero bueno, no nos importó. Como hacía muy mala tarde, no podíamos ir a ningún monte, así que fuimos a ver la Fábrica de armas de Orbaitzeta. Mientras subíamos con el coche, empezó a granizar. Luego pasó a aguanieve. Luego siguió a nieve. Finalmente caían los copos de nieve más grandes que había visto nunca.

Llegamos y vimos las ruinas. Parecía Narnia. Era muy bonito.



Una hora después cogimos otra vez el coche, poque nevaba demasiado y VanHallen nunca había conducido con nieve. Según subíamos el puerto ibamos viendo coches y coches aparcados en las cunetas, pero nosotros ibamos detrás de un 4x4, así que pisabamos sobre el asfalto que había pisado él primero y subíamos bastante bien. Al llegar arriba había un coche que estaba parado en medio de la carretera, así que ya no pudimos seguir.




Dos horas y cuarto después, cuando ya anochecía, pasó el quitanieves.

Bajamos al camping con la esperanza de que no hubiera nevado en el pueblo... Pero sí. Mucho. Tanto que había hundido el techo de la tienda de campaña. Así que nos encontramos con un montón de nieve con una tela debajo y, dentro de esa tela, el colchón, el saco, la mesa, las mochilas... Las nueve de la noche. Nevando. En medio de Irati. Sin tienda. Con los puertos de montaña cerrados y sin cadenas, porque a ninguno de los dos se le ocurrió que a mediados de abril pudiera nevar. Gente de ciudad, qué le vamos a hacer.

Después de insistirle un poco a la chica del camping, nos dijo que justo se había librado una habitación en el albergue, así que pudimos pasar la noche.

Al día siguiente vinimos a casa, cogí las llaves de la casa de mis padres en Cantabria y allí nos fuimos... Por lo menos para no pasar el resto del puente metidos en casa y sin hacer nada. Porque a mí una semana con tantos domingos me mata...

Terrible.